Correr rápido o despacio: ¿qué adelgaza más?

Correr rápido o despacio: ¿qué adelgaza más?

El running es una disciplina muy completa, que además de mantenerte en forma ayuda a eliminar grasas. Sin embargo, cuando nos planteamos la posibilidad de adelgazar, es posible que nos surjan dudas sobre si lo más conveniente es correr rápido o más lento.

Deberías saber que entrenar a una gran velocidad no resulta lo más conveniente para quemar todas las calorías posibles y acabar con la grasa acumulada en ciertas partes del cuerpo.

Aunque pueda parecer un tanto extraño, el ritmo de carrera también influye a la hora de conseguir unos mejores resultados en el menor tiempo. En nuestro caso, este objetivo se centra en la pérdida de peso.

La explicación de todo esto es muy sencilla. A la hora de realizar un ejercicio aeróbico, el organismo empezará a recurrir a las grasas acumuladas a partir de la media hora desde el comienzo de la misma. Al rebajar la intensidad podremos correr durante más tiempo y eso nos permitirá adelgazar con más facilidad además de ganar en resistencia.

En todo esto también entra en escena el nivel físico de cada persona. Por lo general, un atleta principiante, con pocos kilómetros acumulados en sus piernas, gastará más calorías que otro de un nivel superior entrenando al mismo ritmo. El cuerpo de cada persona funciona de una manera distinta y las exigencias no serán iguales para todos.

Lo ideal sería comenzar siempre corriendo a una baja intensidad, y tras comprobar que la velocidad de carrera ya no ayuda a conseguir el objetivo de adelgazar, habría que aumentarlo o probar a incorporar en nuestra rutina cambios de ritmo o intervalos de alta intensidad.

Los que mejor experimentan todo esto son los corredores que preparan un maratón, que incorporan a su rutina de entrenamientos sesiones bastantes extensas. Al menos una vez a la semana deben realizar una tirada larga que se puede prolongar por encima de las dos horas.

Gastar más calorías de lo que se consume

En todo esto entra en escena una ecuación bien simple. El deportista, en la balanza energética, debe gastar más calorías de las que consume. Corriendo a un rimo más lento, los músculos movilizan más sus reservas de lípidos para renovar su energía, mientras que cuando incrementamos el pulso y mantenemos un ritmo más alto se tira más de los azúcares.

Más allá del entrenamiento, para eliminar la incómoda barriga que tanto cuesta quitar, es importante también cuidar nuestra alimentación. En esta batalla contra los kilos, el alcohol, el azúcar o el alimento procesado son nuestros grandes enemigos. Trata de adquirir un hábito saludable a la hora de comer, priorizando en tu dieta las frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados blancos, procurando que sea una nutrición lo más equilibrada posible. En este sentido la fuerza de voluntad resultará esencial, ya que tendrás dejar de lado muchos de esos productos que tanto nos gustan y que no nos hacen ningún bien. Notarás como en poco tiempo se aprecian los resultados y hasta llega a cambiar tu constitución corporal.

Pero al margen de cómo nos alimentamos y de las energías quemadas durante el esfuerzo, también hay que valorar todo lo que se gasta una vez que finaliza la actividad física, durante el proceso de recuperación. En esta fase, el organismo trabaja en la reparación de las fibras musculares dañadas durante el esfuerzo y en restaurar energías. Por eso, la información que nos proporcionan algunas máquinas sobre el consumo de calorías no sea demasiado fiable al no incluir la quema que se lleva a cabo en el postentrenamiento. Algunas investigaciones científicas señalan que en ocasiones el metabolismo incrementa la cantidad de energía durante el entrenamiento a todo lo que se pierde en reposo.

Durante ese periodo post combustión, que puede llegar a alargarse entre dos y tres horas desde la finalización del esfuerzo, se puede llegar a perder peso si solamente ingerimos líquidos y unas pocas proteínas.

Adelgazar con cambios de intensidad

Como hemos comprobado, a más minutos corriendo, más beneficios obtendremos y más cercano tendremos nuestro objetivo de perder peso en la báscula. Pero también existe la posibilidad de recurrir a las series o sesiones fraccionadas para conseguirlo. Está comprobado que este tipo de sesiones tan intensas resultan muy estresantes para el cuerpo, por lo que precisan de más energía para recuperarse. De ahí que durante el periodo de reposo se quemen muchas calorías. Otro elemento a tener en cuenta durante el trabajo fraccionado, como pueden ser las series o el cambio de ritmo, es que se favorece la degradación de azúcares. En esta situación, al emplearse muchas reservas de azúcar para mantener el alto ritmo de la sesión, en la recuperación el organismo se verá en la obligación de ahorrar para elevar sus exigencias. Por lo tanto, no estaría mal la opción de alternar el sprint durante unos cuantos minutos con trotar. En más de un plan de entrenamiento se contempla esta posibilidad.

Aquellos que ya tengan un cierto nivel físico, posiblemente su meta resida en mejorar su rendimiento deportivo. Tienen la opción de correr deprisa y de una forma muy intensa, consiguiendo consumir más calorías en menos tiempo. Serán pocas las calorías que procedan de la grasa, aunque esa intensidad favorecerá de manera importante la pérdida de peso.

Alcanzar el éxito en cualquier objetivo que te propongas requiere de mucha constancia y sacrificio. Si te preguntas cuánto tiempo de carrera es necesario para adelgazar, la cifra se elevaría a partir de la media hora. Pero, en el caso de los corredores con más experiencia, es posible que haya que elevar este margen hasta los 40-50 minutos, ya que organismo está más acostumbrado a este tipo de esfuerzos, y con tan poco tiempo le resultaría insuficiente.

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