La periostitis tibial (o síndrome de la espinilla) provoca un dolor localizado en el hueso de la tibia. Suele producirse debido a una tensión demasiado repetitiva. Te explicamos cómo deshacerte de ella.
El síndrome de estrés tibial, también conocida como periostitis tibial, se refiere a la inflamación del periostio tibial. El periostio es una membrana fibrosa que envuelve los huesos.
La inflamación del periostio es activa durante los primeros días de la lesión y luego desaparece. Después, los microdesgarros en la tibia provocan el dolor. Estas lesiones suelen estar centradas en el tendón. Sin embargo, en los casos más graves el daño puede extenderse a una fractura por estrés.
El dolor se localiza en el borde interno de la tibia, más a menudo en el tercio inferior. Son dolores intensos que pueden aparecer durante el ejercicio antes de desaparecer gradualmente. También puedes experimentar dolor al bajar las escaleras.
Las causas pueden ser varias, pero los principales factores de amenaza o riesgo son:
En el caso de los dolores de espinilla, dependiendo del grado de dolor, es posible seguir practicando deporte. Para ello, se recomienda acortar la distancia y la intensidad del entrenamiento, manteniendo así la forma física y permitiendo la recuperación.
El entrenamiento cruzado también es una buena idea, para seguir haciendo ejercicio sin provocar un traumatismo articular. En otras palabras, el objetivo es encontrar la cantidad adecuada de esfuerzo para conseguirlo sin que aparezca el dolor. Es haciendo este trabajo progresivo como podrás curarte.
Será esencial fortalecer y practicar una serie de ejercicios que reproduzcan la ejecución de movimientos similares a los de la carrera. Los ejercicios clave ayudarán a restablecer un buen apoyo de la cadera y del pie.
Para el tratamiento es básico suspender o rebajar la intensidad temporalmente de toda actividad física. El hielo es eficaz como medida antiinflamatoria, la descarga muscular de los músculos afectados y de los circundantes, la hipertermia para bajar la inflamación y estimular la regeneración de los tejidos, los estiramientos y el fortalecimiento muscular. Si hay mucha inflamación o si continúa con la actividad física se recomienda hacer vendajes de cinta funcional para atenuar la vibración transmitida.
Sería conveniente realizar un estudio de la pisada en un podólogo, por si es necesaria alguna corrección con plantillas ortopédicas, y calentar la zona tibial antes del ejercicio. Es muy recomendable volver a la actividad física de forma progresiva y sin series ni tandas al principio, pues estas provocan una sobrecarga excesiva, y entrenar en terrenos que no estén asfaltados, la playa o un campo de hierba serían ideales.
Pero por encima de todo, debemos acudir a un profesional cualificado cuando notemos los primeros síntomas.
En este artículo te hemos explicado las causas y síntomas de la periostitis tibial y cómo tratarlos. Por último, nos gustaría señalar que, aunque todos estos consejos se derivan de la consulta con un especialista, cada caso es único. Por lo tanto, es aconsejable que busques orientación personal para tu caso. Un profesional puede guiarte para que no cometas errores y acelerar tu recuperación.
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